Feliz día del libro

Si buscamos la definición de la palabra LIBRO en la RAE obtenemos los siguientes significados:

  1. m. Conjunto de muchas hojas de papel u otro material semejante que, encuadernadas, forman un volumen.
  2. m. Obra científica, literaria o de cualquier otra índole con extensión suficiente para formar volumen, que puede aparecer impresa o en otro soporte.
  3. m. Cada una de ciertas partes principales en que suelen dividirse las obras científicas o literarias, y los códigos y leyes de gran extensión.

Sin embargo, estas definiciones se quedan cortas para expresar lo que realmente es un libro. Un libro es un amigo. Con él puedes conversar sobre cualquier tema. Debatir sobre la política americana, sobre el mejor restaurante de Madrid o hablar sobre técnicas fotográficas. Puedes viajar, visitar otros lugares del mundo e incluso imaginarte como es la vida fuera de la Tierra. También puedes viajar en el tiempo, volver a una época soñada o fantasear sobre el futuro. Con un libro hoy puedes ser un detective que investiga sobre la muerte de un personaje famoso, puedes ser un asesino en serie, un pirata que surca los mares en busca de un tesoro, una librera que lucha por mantener a flote su negocio o una ingeniera informática que programa un algoritmo capaz de resolver problemas biológicos que mejoraran la vida de las personas. Con un libro puedes ser un artista que viaja por el mundo exponiendo sus pinturas por diferentes ciudad, puedes ser un profesor loco, un agente secreto, un escritor octogenario o una reportera de guerra. Con un libro puedes ser quien quieras y eso es pura magia.

Y tú, ¿quién has sido y donde has viajado últimamente?

Regálate vida

Llevo días dándole vueltas a este asunto y me hago reflexiones internas que a veces me apetece compartir.

¿Cuánto tiempo al día dedicamos a algo que nos hace felices? El covid paró el mundo y nos regaló un tiempo maravilloso para reencontrarnos y disfrutar de los pequeños placeres. Pero ahora, que parece que todo vuelve a girar (poco a poco) volvemos a llenarnos la agenda de planes y trabajo porque sino, da la sensación de que estamos desaprovechando el tiempo ¿os pasa? Al final del día estamos agotados y con una lista llena de cosas por hacer y que apenas tachamos. Busca un hueco para ti, para leer un rato, para salir a correr, para ir al gimnasio, para mirarte al espejo, para escuchar música tumbada en el sofá o para bailar como loca en el salón. Para lo que quieras. En serio, búscalo. Y regálate vida.

Y tú, ¿a qué dedicas TU tiempo?

¿Puedo jugar? (II)

―Buenos días papá ―Y abrazó a su padre con mucha efusividad―. Buenos días mamá ―dijo desde la distancia, sin apenas acercarse.

―Buenos días ―murmuró ella sin levantar la vista de su punto fijo.

Su padre lo alzó en alto y, cogiéndole en brazos, se dirigieron a la cocina a prepararse el desayuno. Le dejaron un vaso de leche y una tostada preparada a mamá. Posiblemente se lo tomaría frío o acabaría en la basura. Quién sabe.

En la habitación, y tras mucho meditar, el niño se armó de valor y lanzó una bomba a su padre.

―Papá, cuando mi hermanito se fue al cielo, ¿se llevó también a mamá?

Él se quedó helado, no sabía qué responder y tuvo que meditar mucho la respuesta. Mientras, en la otra parte de la casa, comenzaron a brotar las lágrimas que salieron de los ojos hasta acabar sobre el pantalón del pijama. 

―No cariño, mamá está aquí. ―comenzó a explicar su padre.

―Sí papá, ya la veo, pero ya no se ríe, ya no me cuenta cuentos, ya no bailamos, ya no jugamos,… es como si no estuviera aunque la veo ―interrumpió el niño.

Su padre notaba como su corazón y su estómago se encogían. Le dolía. Él también había sufrido, también sufría, pero se guardó las lágrimas y la tristeza para sus momentos de soledad. Se armó de valor para explicarle a su hijo de cuatro años dónde estaba su mamá.

―Cariño, mamá está triste y tenemos que esperar a que se recupere.

―La echo mucho de menos. ―dijo el pequeño.

―Yo también, cariño, yo también. ―añadió él abrazando a su hijo.

Ella, en el salón, cerró los ojos pero no pudo evitar que las lágrimas siguieran brotando de sus ojos. Respiró profundamente, levantó la vista de nuevo. Se vio reflejada en un espejo que había colgado en una de las paredes y no se encontró. Aquello que reflejaba era una mujer demacrada, agotada y triste. Ella no era así, al menos no lo era antes. Se miró las manos, y con esa piel áspera y abandonada comenzó a tocarse la cara. Comenzó por los pómulos y bajó hacia la boca. Cerró los ojos y se limpió los restos de lágrimas que quedaban alrededor. Se acarició el pelo descuidado y enredado e intentó pasar los dedos a través de él. Se miró la ropa. Un mismo pijama le había acompañado los últimos tres meses. Ni siquiera se había preocupado en cambiarlo. Observó a su alrededor y vio algunas fotos de los tres. Estaban felices, sonriendo y no importaba nada más que ellos.

Haciendo un esfuerzo sobrehumano, se dirigió al cuarto de baño, se desvistió y se metió en la ducha. La sensación del agua cayendo sobre su cuerpo le devolvió al presente, aquí y ahora. 

Se miró de nuevo al espejo. Las oscuras ojeras seguían ahí, pero sabía que le iban a acompañar una larga temporada más. Su pelo estaba suave al igual que su piel, que desprendía un brillo diferente. Le costaba mostrar su sonrisa, pero iba a intentarlo. Y cuando estuvo preparada, se dirigió a la habitación de su hijo. Los vio a los dos sentados en el suelo rodeados de juguetes. No se habían percatado de que estaba allí. Ella se apoyó sobre el quicio de la puerta y les observó durante un corto periodo de tiempo mientras mantenía una lucha interna entre quedarse donde estaba o volver al sillón donde pasaba todo el día. Finalmente, se armó de valor y preguntó:

―¿Puedo jugar? 

¿Puedo jugar? (I)

Abrió los ojos. Todavía era de noche. El cuerpo le pesaba en exceso, como cada día. Se movió como pudo y alargó el brazo para alcanzar su teléfono móvil. Tocó la pantalla hasta que se iluminó y pudo comprobar que eran las 5:23. «Vaya» pensó «hoy he dormido más de 4 horas seguidas». Todo un logro para ella, aunque no fuera consciente de ello. Hacía meses que arrastraba serios problemas para conciliar el sueño y ni las pastillas le ayudaban. El cansancio se iba acumulando poco a poco en su cuerpo e iba robando espacio a la tristeza.

Se incorporó muy lentamente hasta que consiguió ponerse en pie y fue directa al baño. Al observar su reflejo en el espejo observó las densas ojeras, cada vez más oscuras que iban pintando su cara como un lienzo. Se lavó la cara con agua muy fría. A pesar del invierno, no había perdido esa costumbre. Era la única manera de devolverla a la tierra, aunque hacía algunos meses que su alma había huido y la había dejado de cuerpo presente. 

Fue a la cocina, abrió uno de los armarios hasta encontrar sus pastillas. Se tomó una que empujó hacia el estómago con un vaso de agua. Sin encender ninguna luz, se sentó en el sofá situado junto a una ventana y observó el cielo hasta que comenzaron a distinguirse los primeros rayos de sol. Poco a poco el salón comenzó a iluminarse y eso indicaba la llegada de un nuevo día. Uno más. Uno menos. Según como se mire. No se había movido de esa posición cuando comenzó a escuchar ruidos en su habitación. Sin embargo, ella no alteró su postura, continuó observado ese punto fijo que había elegido y que en ocasiones le impedía pestañear. Escuchó una voz cercana:

―Buenos días cariño, ¿a qué hora te has despertado hoy?

―A las 5:30 ―Ella ni siquiera le miró. 

―Bueno, has dormido algo más de 4 horas. Vamos mejorando ―dijo él muy positivo.

―Sí.

―Igual las pastillas están comenzando a hacer efecto.

―Sí.

En ese momento, un tercer inquilino hizo acto de presencia en el salón.

(Continúa…)

#NOFICCIÓN2021 -3- El camino del poeta

Desde hace algunos años suelo alternar la lectura y escritura de ficción con la poesía. En cierto modo me libera y deja fluir mis emociones. Un día, buscando libros sobre escritura di con este libro y me llamó la atención. Es cierto que mi poesía es verso libre, y no sigo ninguna norma establecida. Es por ello por lo que quise indagar un poco más e intentar formarme para mejorar mis escritos.

Es un libro relativamente corto pero muy intenso. Es decir, trata de una forma muy resumida todo lo que envuelve a la escritura de poesía. No profundiza en nada en particular pero va dando pinceladas en cuanto a la rima, el ritmo, el formato…

Ofrece ejemplos de poesías de grandes escritores para ayudar a entender el contenido.

Creo que como primera aproximación está bien. Sin embargo, me han faltado muchos ejemplos. Hay páginas enteras explicando conceptos sin ningún tipo de referencia para comprenderlo. Además, muchos de los ejemplos que se ofrecen son poemas completos, de varias estrofas y no se explica cual de los versos o sílabas hace referencia al concepto citado.

En mi opinión, creo que se ha intentado abarcar demasiado contenido en un libro de menos de 300 páginas dejando, al final, un cúmulo de conceptos en la mente que hay que ordenar. Es un texto para leer y releer. Para poner en práctica a ser posible con un experto al lado.

A pesar de ello, me ha servido como manera para darle un poco de forma a los poemas que escribo, ser consciente de algunos formatos e intentar darle ritmo a los versos y estrofas. Como digo, es un libro que recomendaría a modo de iniciación.

Humedades en la cocina

Dejé algunas bolsas en el suelo y llamé al timbre. Mientras revisaba el parte de daños del inmueble me abrieron la puerta. Una preciosa morena de ojos verdes apareció ante mi. Llevaba una bata de seda blanca que le llegaba hasta la mitad de las piernas. Me quedé paralizado sin saber qué decir.

―¿Eres el chico del seguro? Ya era hora, hace más de un mes que os estoy esperando. Anda pasa.

Empecé a recoger todos los trastos y torpemente entré en su casa. Me guio hasta la cocina donde supuestamente estaban los daños causados por las últimas lluvias. Mientras preparaba todo el material ella abrió la nevera y sacó un yogur. Metió la cuchara en su interior y se la llevó a la boca sin dejar de mirarme. El pantalón comenzaba a apretarme, tenía que centrarme en mi trabajo.

―Es ahí ―dijo mientras señalaba las humedades. Ese ligero movimiento de brazos provocó que se abriera la bata dejando al descubierto una milésima parte de un conjunto de lencería con encaje―. El vecino se dejó el sumidero cerrado y el agua de su terraza se filtró a la mía.

En lugar de levantar la cabeza hacia el techo siguiendo su mano, la miré a ella, de arriba a abajo. Ella sonrió al tiempo que volvía a meterse una cucharada de yogur en la boca mientras la lamía con una sensualidad que dolía. Comenzaba a sudar y ella no dejaba de mirarme. Se acercó hacia mí y me ofreció un vaso de agua rozándome la mano intencionadamente.

―Si tienes calor, puedes quitarte la camiseta, no me voy a asustar ―me susurró sin quitarme los ojos de encima.

―Tú también puedes quitarte la bata si tienes calor, tampoco me voy a asustar ―me sorprendió el comentario que hice y al momento me arrepentí. Iba a disculparme cuando la chica dejó caer la bata al suelo. Esto no podía ser real.

―Te toca.

Y me quité la camiseta tan rápido como pude. Ella se acercó a mí y deslizó su mano por mi abdomen. Yo la seguía, hasta que se detuvo al inicio del pantalón, que aún tenía puesto. La miré a los ojos, le dí la vuelta rápidamente poniéndola de espaldas a mí, y puse sus manos sobre la encimera. Rocé mi pantalón abultado por su cuerpo al tiempo que metía mis manos en sus minúsculas braguitas. Estaba muy húmeda y eso me excitó tanto que sin pensarlo metí dos de mis dedos en su interior. Ella gemía y yo cada vez estaba más cachondo. Le besaba el cuello y apretaba mi erección contra su culo mientras la follaba con mis dedos. Ella cada vez gritaba más. Sabía que se correría pronto y eso aún me excitaba más. Cada vez iba más rápido hasta que noté como sus músculos se contraían. Se giró sonriendo y me miró a la cara.

―Si lo haces todo tan bien, mi casa quedará como nueva. A trabajar.

#NOFICCIÓN2021 -2- DE QUÉ HABLO CUANDO HABLO DE ESCRIBIR

Posiblemente muchos se llevarán las manos a la cabeza con la siguiente confesión. No he leído ninguna novela de Murakami. Ale, ya lo he dicho.

Este libro llegó a mis manos de casualidad. Un día estuve buscando libros sobre el arte de escribir. Tanto de ayuda a la planificación de una novela o estructurar textos, como de los puntos de vista y experiencias de escritores ya consagrados. Entonces encontré este, que me llamó mucho la atención, y lo compré.

Leerlo es una delicia. Está escrito con un lenguaje muy ameno y está estructurado en capítulos donde se tratan temas como la gestión del tiempo, la creación de personajes o la vida del escritor. Todo desde la mirada y las propias vivencias de Murakami.

Para mí, ha sido muy enriquecedor leer este libro de no ficción y tras esto, he sentido las enormes ganas de leer una de las muchas novelas de este autor japonés. ¿Alguna recomendación?

37 días

Querido amor,

Hago balance de mis días sin ti. Rozo con la yema de mis dedos las heridas que me dejaste en el alma hace ya 37 días. Y las acaricio con dulzura y cierta melancolía mientras echo de menos el sonido de tu respiración acompasando la mía.

Éramos una pareja indivisible, un único ser separado en dos corazones unidos por un hilo rojo invisible. Y hace 37 días decidiste cortarlo, provocando una sangría en mi cuerpo dejándome malherida. Poco importaron mis llantos, ni mis súplicas para que te quedaras a mi lado, la tormenta había estallado y la única que se estaba empapando era yo.

Cuando cerraste la puerta provocaste un auténtico terremoto dentro de mí. Grité y lloré. Te odié y te amé. Y a pesar de eso, he estado esperándote en nuestra casa. Paciente. Cada día he ensayado frente al espejo esa media sonrisa que tanto te gustaba de mí. Me decías que te volvía loco, que te excitaba. Que cuando te sonreía de esa manera yo era tu dueña.  Me he sentido ridícula en muchas ocasiones pero quería que fuera perfecto. Pero de tanto forzar he perdido mi esencia, ya no sé sonreír. No de esa manera.

He escrito mentalmente cada una de las palabras que te diría en el momento de que llamaras a la puerta. Me convertí en guionista de una vida inventada que yo misma había creído real. Pero es que… ¡Quería decirte tantas cosas! Y ahora mismo no recuerdo ninguna de esas frases que me rompieron en dos mientras las escribía con la sangre de mis heridas.

Cada noche he preparado cada una de tus comidas favoritas y la acompañaba con una botella de vino que terminaba bebiendo sola en el suelo del salón. Nuestro salón, ese que tantas veces nos vio desnudos y riendo, ahora me ha visto sola y borracha durante 37 largas noches. Nuestro salón me ha visto arrastrarme por la alfombra, con la máscara de pestañas corrida y los ojos vacíos de lágrimas. 

Me he preguntado cada uno de estos 37 días qué nos pasó. Qué sucedió para que decidieras no apostar por nosotros. Qué sucedió para que rompieras en pedazos cada una de las promesas que nos hicimos. Nos queríamos. Al menos yo sí te quise. Yo sí te quiero. Sí, aún te quiero. Pero no de la misma manera. Estos 37 días con sus 37 noches me han servido para vaciarme por dentro. Para buscarme entre la tristeza en la que me sumergí tras tu partida. Estaba perdida. Perdida sin ti. 

He comenzado a desnudar las paredes de recuerdos, a recoger nuestras fotos y a guardar los buenos momentos que algún día pertenecerán a un pasado feliz. Me encontré, cariño. Sí, estaba sola sin ti y por fin me encontré. 

Hoy comienzan a cicatrizar esas heridas que me dejaste. Y créeme que, aunque a veces me duelan, aunque a veces sangren, sé que con el tiempo formarán parte de mi.

Cuídate, mi amor.

#NoFicción2021 -1- Empantallados

Uno de mis retos literarios para este 2021 es leerme al menos 10 libros de no ficción. Siempre he preferido novela y poesía, y considero con con el género de no ficción también se puede aprender mucho. Si bien es cierto que se debe de elegir una temática acorde a tus gustos o inquietudes y que posiblemente no devores un libro de no ficción en una sentada (como me ha sucedido con novelas en muchas ocasiones). Así que quiero darle una oportunidad a este género.

Para comenzar he elegido Empantalladados, de Santiago Moll. Aunque no tengo hijos adolescentes, hace tres años que me dedico a la docencia y me pareció interesante la temática dado que yo imparto clase de informática a jóvenes de entre 12 y 18 años.

Empantallados trata sobre el uso de las redes sociales y las nuevas tecnologías en los adolescentes. Es bastante completo y ofrece varios enfoques sobre esto. Es cierto que, la parte más técnica o cuando describe mucha terminología me ha aburrido bastante. Estudié ingeniería informática y soy bastante aficionada a las redes, por tanto muchos de los datos que ofrece Moll ya los conocía.

En cambio, el enfoque psicológico o cómo afecta el uso de las redes sociales a los adolescentes me ha parecido de lo más interesante. Engloba tanto el abuso y dependencia a los mismos, como si de una droga se tratara, así como los peligros en la red (bullying, groming…)

Tengo que decir que este libro este libro se publicó en 2017 y, como os comento, trata de nuevas tecnologías. Posiblemente se quede obsoleto en unos 5 años o incluso menos. De hecho el libro no menciona TikTok, la red que actualmente triunfa entre los más jóvenes.

En resumen, Moll ofrece buen contenido utilizando un lenguaje asequible para todo aquel que quiera aprender, o al menos conocer, qué es lo que hacen los adolescentes cuando están enganchados al móvil.